[Muse @ Palacio de los Deportes. Madrid. 20.10.2012]
[Promotor: Live Nation]
He de reconocer que, aún siendo gran fan de Muse, sus dos últimos trabajos de estudio no han conseguido engancharme más allá de las pertinentes escuchas iniciales en el momento de sus respectivos lanzamientos. ¿Acaso el monotema de la paranoia (que desemboca en apocalipsis) ante hipotéticas invasiones extraterrestres y conspiraciones gubernamentales han provocado en mí cierto desinterés? ¿Se trata quizá de la grandilocuencia (y su compañero, el ya absurdo afán de superación) con los que componen los nuevos temas (de corte orquestal y más propios de la banda sonora de una película)? ¿Tiene sentido construir escenografías cada vez más imponentes con cada nueva gira? Ya sea por una cosa o por la otra, mi impresión es que el trío británico lleva al menos dos discos más bien despistado e incapaz de conseguir la coherencia y la solidez de los Showbiz (Mushroom, 1999), Origin Of Symmetry (Taste, 2011) y Absolution (A&E/Mushroom/Taste, 2003), en aras de la experimentación (y el dub step). No obstante, los directos son algo completamente diferente, pues con la atmósfera de ritual que les caracteriza, aún provocan, por poner un ejemplo, ésa curiosidad nerviosa de la primera vez por verlos aparecer en el escenario y de qué forma.
Con un montaje más austero (pero igual de galáctico y espacial) de lo habitual, unas voces en off dieron pie a un espectáculo que comenzó sin miramientos con la musculosa ‘Supremacy’ (primer corte de su último álbum) e ‘Hysteria’, una canción que suelen tocar en segundo lugar (para delirio del personal) prácticamente desde la gira del Absolution en 2004. Como no podía ser de otra forma y tras tamaño impacto inicial, a continuación vino un repertorio donde los ‘Liquid State’, ‘Follow Me’ o ‘Unsustainable’ fueron los protagonistas por derecho propio, intercalados con clásicos (siempre insuficientes en número pero enloquecedores) como ‘New Born’, ‘Plug In Baby’ o ‘Time Is Running Out’ (se echó mucho de menos ‘Feeling Good’) y con himnos más recientes como ‘Uprinsing’, ‘Knights Of Cydonia’ o ‘Starlight’, que fueron palmeados y coreados con auténtica devoción para conformar un doble bis lleno de épica y que no pudo dejar mejor sabor de boca. Hasta tuvimos la suerte de escuchar ‘Falling down’, un tema que el propio Bellamy dudaba haber interpretado alguna vez antes en nuestro país.
En definitiva, un concierto que, sin ser el más espectacular de la banda británica (no hubo OVNIs, ni plataformas móviles, ni globos, ni papelitos de colores), mantuvo un ritmo excelente durante las fugaces dos horas sobre las que se extendió, brindándonos además la oportunidad de escuchar en directo el nuevo material. Lo mejor: la promesa de que volverán a España el próximo verano.
[Texto]: David Durán
[Fotografías]: Estanis Nuñez (cedidas por Live Nation)