El artista canadiense debuta oficialmente con su primer larga duración, trabajo formado por diecinueve canciones en las que divaga por multitud de sentimientos, problemas, emociones, inseguridades y otros aspectos. Después de su toma de contacto con Thought Pool (2018) publicado hace tres años, un EP y un buen puñado de singles el cantante, compositor, productor e instrumentista nos deleita con casi una hora de música repleta de cuidados sonidos y melodías adictivas. Y es que si para el joven Zach Farache acumular más de 300 millones de reproducciones en plataformas digitales se ha convertido en algo anecdótico, con la repercusión que está consiguiendo con sus nuevos temas debería sentirse plenamente satisfecho. Parte de culpa de su repercusión la tiene haber sido un referente para miles de jóvenes en la aplicación TikTok, pero el joven de Toronto nos deleita mezclando sin miramientos hip hop, bedroom pop, indie y urban. Gracias a temas como ‘All I Need’, ‘Look Away’, ‘These Walls’ y ‘Messed Up’ logra meterse en el bolsillo a muchos de los que le seguían previamente, pero seguro que sus mágicas y pegadizas composiciones le ayudarán a ganar nuevos adeptos en todo el mundo. Después de colgar sus temas en Soundcloud, ha pasado de inundar las redes sociales con gran cantidad de comentarios halagadores hacia su música a fichar por un sello internacional referencia absorbido por la poderosa Virgin. Y es que lo que empezó como un experimento en el sótano de la casa de sus padres pasó a ser una colección de ideas ejecutadas con su guitarra acústica, llegando a mezclar a Childish Gambino y Drake hace un lustro. Con su álbum debut se posiciona como uno de los jóvenes con más talento en todo el mundo dentro de un género que cada vez tiene más adeptos. Es cuestión de tiempo que algunas de sus dos decenas de canciones suenen en todas partes, pero por el momento lo mejor es disfrutar de un disco tan trabajado como logrado.
Alfredo Rodríguez