Every Time I Die @ Ritmo & Compás. Madrid. 15.11.2012

[Every Time I Die @ Ritmo & Compás. Madrid. 15.11.2012]
[Promotor: Cap-Cap]

Cuando se anunció, hace unos meses, que Every Time I Die por fin pasarían por nuestro país en su próxima gira europea recibí la noticia con gran expectación por ver lo que nos depararía la actuación de estos norteamericanos que tanta caña derrochan en sus discos. Desgraciadamente parece que no demasiada gente compartió conmigo esa excitación viendo la discreta cantidad de público que se dio cita anoche en Ritmo & Compás para disfrutar del directo de los de Buffalo. Algo que, si no me equivoco, ocurrió también las dos noches anteriores en sus fechas en Bilbao y Barcelona.

Tres conciertos en los que estuvieron acompañados por los catalanes Clouds Over Normandy que, con su propuesta a caballo entre el hardcore y el metal más extremo, cumplieron con su labor de teloneros ante un público receptivo pero escaso. Tras ellos, y precedidos por una prueba de sonido que hacía prever lo que se nos venía encima, aparecieron en escena Every Time I Die con un Keith Buckley a la cabeza que, sin previo aviso, escupió eso de ‘I Want To Be Dead With My Friends’, frase con la que comienza Ex Lives (Epitaph, 2012) para destapar la caja de los truenos. Con una barba kilométrica, el cantante impone sobre el escenario con su pose faraónica y un derroche de graves a la altura de las circunstancias. Y es que el grupo, aunque estaba tocando para poco más de cien personas, lo hizo como si actuara para miles de ellas, haciendo real así algo que a veces se queda en mero tópico. Desbordando energía y con un considerable derroche de decibelios (de los cuales mis oídos siguen acordándose mientras escribo este texto) se dieron un paseo bastante homogéneo por toda su carrera discográfica, mezclando los temas más rápidos de su primera etapa con algunos más densos de sus últimos trabajos, con los que dislocaron algunos cuellos a base de riffs mastodónticos casi sin pausa. Con una actitud irreprochable su música tan solo dejó de sonar en un par de ocasiones para que pudieran tomar aire y agradecer al público su presencia en la sala, con especial hincapié para aquellos que habían recorrido largas distancias para llegar a ver al grupo. Eso sí, echamos en falta unas pocas canciones más, ya que tras una hora de concierto se despidieron con la melódica (si es que esa palabra se puede aplicar a su música) ‘Indian Giver’ sin dar pie a un posible bis.

[Texto]: Iván Díaz